lunes, 24 de mayo de 2010

LA PRINCESA ÉBOLI.

PRINCESA ÉBOLI


Doña Ana pertenecía a una de las familias castellanas más poderosas de la época: los Mendoza. Hija única del matrimonio entre don Diego Hurtado de Mendoza y de la Cerda (virrey de Aragón y Cataluña), y doña Catalina de Silva, se casó a la edad de doce años (1552) con Ruy Gómez de Silva, por recomendación del príncipe Felipe (Felipe II); su marido era príncipe de Éboli (ciudad ubicada en el Reino de Nápoles) y ministro del rey. Los compromisos de Ruy tuvo que estar en Inglaterra los cinco primeros años de matrimonio.
Fue una de las mujeres de más talento de su época, y aunque perdió un ojo a causa de un entrenamiento de esgrima, se la estimaba como una de las damas más hermosas de la corte española. Entre las teorías que se barajan sobre la pérdida de su ojo derecho, la más respaldada es la que asegura que la princesa fue dañada por la punta de un florete manejado por un paje durante su infancia. Pero este dato no es claro, quizá no fuese tuerta sino bizca.

MATRIMONIO E HIJOS.


Durante el periodo de su matrimonio la vida de Ana fue estable y no se le conocen andanzas ni problemas. Tuvieron nueve hijos:
1.- Diego
2.- Ana de Silva y Mendoza, mujer de Alonso Pérez de Guzmán el Bueno y Zúñiga, VII duque de Medina-Sidonia.
3.- Rodrigo de Silva y Mendoza.
4.- Pedro de Silva y Mendoza: Muerto de niño.
5.- Diego de Silva y Mendoza.
6.- Ruy de Silva y Mendoza.
7.- Fernando de Silva y Mendoza, luego Fray Pedro González de Mendoza.
8.- y 9.- María de Mendoza y María de Silva: gemelas o mellizas, muertas de niñas.


CONFLICTO CON TERESA DE JESÚS.

Teresa de Jesús tuvo varios enfrentamientos con la princesa.
Solicitó junto con su marido dos conventos de carmelitas en Pastrana. Entorpeció los trabajos porque quería que se construyesen según sus dictados, provocando así numerosos conflictos con monjas, frailes, y sobre todo con Teresa de Jesús, fundadora de las Carmelitas descalzas. Ruy Gómez de Silva puso paz, pero cuando este murió volvieron los problemas, ya que la princesa quería ser monja y que todas sus criadas también lo fueran. Le fue concedido a regañadientes por Teresa de Jesús y se la ubicó en una celda. Pronto se cansó de esta celda y se fue a una casa ubicada en el huerto del convento con sus criadas. Allí tendría armarios para guardar sus lujosos vestidos y sus joyas, además de tener comunicación directa con la calle, pudiendo salir a voluntad. Ante esto, por mandato de Teresa, todas las monjas se fueron del convento y abandonaron Pastrana, dejando sola a Ana. Ésta volvió de nuevo a su palacio de Madrid, no sin antes publicar una autobiografía de Teresa, lo que produjo el alzamiento de escándalo de la Inquisición, que prohibió la obra durante diez años.



PALACIO DUCAL DE PASTRANA

TERESA DE JESÚS

No hay comentarios:

Publicar un comentario